Un tal Sr. Gervasio Muñoz ha propuesto que se confisquen las propiedades “vacías” en la Ciudad de Buenos Aires, las que pasarían a ser administradas probablemente por el Sr. Muñoz. El argumento esgrimido es que en la Ciudad la demanda de alquileres ha crecido sin que haya aumentado la oferta, eso a pesar de que se han construido una gran cantidad de viviendas cuyos propietarios prefieren dejarlas vacías antes de ofertarlas para su uso. Cualquier persona con un cociente intelectual de 3 dígitos, se preguntaría el porqué de esta extraña decisión por parte de los propietarios. Para el Sr. Muñoz, que no parece haber sido particularmente bendecido por la Naturaleza, la respuesta es obvia: los propietarios son malos, sádicos y tontos.
Cuando se estaba debatiendo la Ley de Alquileres, que entró en vigor en junio de 2020, gracias a luminarias como el Sr. Muñoz, mucha gente predijo que una de las consecuencias obvias de la medida sería la restricción de la oferta, exacerbando el problema que decían querer solucionar. El Sr. Muñoz y sus cómplices, descartaron la objeción e insistieron hasta conseguir lo que querían.
En esta publicación, somos famosamente comprensivos y tolerantes. Entendemos que hay muchos puntos de vista sobre cada tema. Pero también sabemos que, para conservar la sanidad mental, es necesario establecer un criterio para separar la paja del trigo. Los buenos argumentos de los malos argumentos. Nos parece razonable que ese criterio sea la realidad. Si entre dos personas que se dicen especialistas en el predecir meteorología, una sistemáticamente le acierta y otra sistemáticamente le falla, le creeremos al primero y no al segundo. Toda nuestra apertura y tolerancia no llega hasta decir que cada unos de ellos “tiene su verdad”.
Este no es el criterio imperante en la mayor parte de los medios de comunicación. Fallar en las predicciones o acertarle no tiene ningún peso para evaluar la credibilidad de las personas. Lo que importa es que se hagan pronunciamientos altisonantes sobre su propia virtud y designe enemigos que le sean antipáticos a los periodistas.
Naturalmente el Sr. Muñoz, en lugar de ser vilipendiado por haber fallado tan escandalosamente en su predicción de que los problemas de los inquilinos serian solucionados por la Ley de Alquileres, vuelve a ser un “referente” que merece amplia cobertura mediática y es tratado como un oráculo para buscar una solución al problema que el mismo creó.
Estamos siendo un poco injustos. Sabemos que conseguir arruinar las cosas de una manera tan completa es un trabajo en equipo. Pero de tal manera el Sr. Muñoz encarna la perfecta combinación de ignorancia y arrogancia que nos permitimos tomarlo como un “referente”.
Tenemos la ingenua esperanza que la propuesta no vaya a ninguna parte. Pero tal vez conviene recordar algunos puntos básicos y realizar algunas predicciones para que queden registradas. Como queremos ser inclusivos con las personas que comparten las limitaciones del Sr. Muñoz, lo haremos lo más simple posible:
- La libertad individual significa una capacidad de elegir. Cuando me levanto a la mañana, puedo elegir ir a hacer algo productivo o no.
- Si bien las circunstancias no siempre permiten que consiga mi objetivo, un hábito constante de buenas elecciones del lado de la producción y prudencia en los gastos, produce ahorro. Disponer de ese ahorro es un derecho humano fundamental directamente conectado con mi derecho a la libertad.
- Es consistente con los buenos hábitos, poner ese ahorro en un uso productivo.
- A lo largo de la historia una industria surgió para ayudar a los ahorrantes a encontrar el uso mas productivo para sus ahorros. Esa industria es la bancaria / financiera.
- Naturalmente la confianza de que la industria bancaria y financiera efectivamente me ayude a encontrar un uso productivo para mis ahorros es clave. En Argentina esa confianza no existe.
- Dada esa circunstancia, los ahorrantes han encontrado sucedáneos para manejar sus ahorros. Prominentemente, la inversión inmobiliaria y la actividad agropecuaria.
- Destruir la capacidad de ahorro, las posibilidades de conservarlo e invertirlo en actividades productivas es contrario a los derechos fundamentales de los ciudadanos (los famosos “derechos humanos”), contrario a los intereses de la comunidad, provocando hambre y muerte (estamos ajustándonos al lenguaje “inclusivo”. Nos disculpamos si todavía no hemos captado todas sus sutilezas).
- De ser aprobado este proyecto, la consecuencia directa será la paralización de la construcción de viviendas en la Ciudad de Buenos Aires, trayendo hambre y miseria a los que dependen de esta industria, exacerbando el problema de falta de viviendas para alquiler, reduciendo la base de impuestos que alimentan los servicios públicos, trayendo su desfinanciación y provocando más hambre, miseria y muerte (en mi curso de lenguaje inclusivo me dicen que el uso de hipérboles es muy importante).
Podemos decir pues con confianza que el Sr. Muñoz y sus cómplices son… (a ver como lo ponemos delicadamente en “lenguaje inclusivo”) violadores de los derechos humanos, fascistas y genocidas.
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