De mapuches y falacias diversas

Hace muchas décadas un abogado y político el Dr. Ernesto Celesia, creyó que la historia era cosa fácil y se largó a discurrir sobre ella y sobre un personaje notable. Fue así que publicó un libro sobre Rosas, donde a las distorsiones de la historia, sumaba una precaria indagación sobre hechos complejos, que merecían un trabajo más riguroso. Fue así que Julio Irazusta le salió al cruce publicando su libro “Las dificultades de la historia científica”, mostrando que hacer historia no se reduce a un rejunte de hechos y al acopio de papeles que puedan justificar cualquier criterio previamente sostenido por el que lo hace. O donde para justificar cualquier tesis se busca afanosamente todo aquello que pueda sustentarla, dejando de lado lo que la debilite, la cuestione o la refute.

Esto viene a cuento, ante la descomunal publicidad que se le ha dado al tema mapuche, a la supuesta ancestralía de sus tierras, y a que cualquier aventurero estilo Jones Huala u otros parecidos reivindique tierras que jamás les pertenecieron.

Es por eso que cualquier profesor de cualquier tema, cualquier literato con pretensiones de innovador, y profesionales diversos poco leídos, se sumen al activismo de ciertas progresías, que suponen que hacer patria, es reivindicar a estos pueblos injustamente despojados de sus tierras. A esto se suma la pertinaz falacia de desconocer, las fronteras que estuvieron delimitadas por la corona española entre la Argentina y Chile (tierra de los mapuches) y ahí están infinidad de documentos que lo prueban. Pero para la ramplona justificación de esas ancestralías donde cualquiera ahora se autopercibe como quiere todo vale. Y claro la Biblia de estos opinadores en la célebre obra de Galeano sobre las “Venas abiertas, libro del que su autor se arrepintiera de haberlo escrito.

La investigación histórica es cosa seria, rigurosa, que impone horas y horas de búsquedas en archivos, confrontación de testimonios, una preceptiva historiográfica que ayude a no cometer errores. Lecturas y más lecturas, y ele ejercicio constante de la critica. Pero en la exaltación mapuche nada de eso existe, y solo basta la propaganda, la agitación, los cliches, y en algunos casos instituciones oficiales como el INAI que están para cualquier cosa.

Aquí transcribo una opinión autorizada, pero además la cita de innumerables testimonios referidos a los supuesto pueblos ancestrales a los que se les diera tierras en Mendoza, para que muchos reflexionen al respecto.

Escribió hace unas semanas la Dra. Andrea Greco, doctora y profesora en Historia, titular de la cátedra de Historia Regional de los dos Institutos de Profesorado en Historia de San Rafael, Mendoza:

La polémica por las 25.000 hectáreas que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) ha concedido a agrupaciones autoidentificadas como Mapuches en Mendoza está precedida por una discusión de base acerca de si los Mapuches son originarios o no de Mendoza. No se trata de algo menor, puesto que a eso se refiere la Ley 26.160 en su artículo 2 que es el que se pretende aplicar en este caso. Como hemos afirmado en anteriores ocasiones, el pueblo Mapuche no tuvo presencia “ancestral” en Mendoza y lejos de ser un pueblo originario de este territorio fue en gran medida el responsable del exterminio de los pueblos Gününa küne (Puelche) y Pewenche, habitantes del sur provincial.

El INAI debería haber consultado los estudios históricos que existen antes de reconocer el carácter originario de quienes se autoproclaman descendientes de los pueblos indígenas. Es curioso que en un país en el cual según la Constitución no existen desde 1853 privilegios de sangre hoy sí se reconoce ese tipo de prerrogativas. Hay familias criollas con 400 años de presencia en el territorio argentino que, sin embargo, no pueden acceder tan fácilmente a la posesión de la tierra. Pero más curioso aún es que dichos privilegios sean reconocidos sin una indagación previa.

En cuanto al pueblo Mapuche sobra la documentación histórica para afirmar que su ubicación originaria fue al oeste de la Cordillera de los Andes, en el actual territorio de Chile. Desde allí, hacia mediados del siglo XVIII, empezaron a tomar tierras al este de la cordillera en la actual Patagonia Argentina.

La documentación primaria (dejando al margen los muchos estudios históricos realizados) es abundante y debiera ser conocida por quienes toman las decisiones, en este caso el INAI. Les proporciono aquí un listado en el cual pueden procurar encontrar los antecedentes Mapuche de sus demandantes en el territorio surmendocino: ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL DE CHILE (AHNCh): Fondo Jesuita (FJ), volumen 93, fjs. 61-64; AHNCh: Manuscritos Vicuña Mackenna (MVM), volumen 279, fjs. 5-48; vol. 292, fjs. 129-134; BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE (BNCh), Manuscritos Medina (MsM), volumen 290, fjs. 122-141; ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, Sevilla (AGI): Patronato Real (Patronato), legajo 228, Carta al Virrey 25/06/1805, Informe Teles Meneses 08/04/1805; ARCHIVUM ROMANUM SOCIETATIS (ARSI) Chilensis, volumen 4, documento 13; ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN (AGN), Sala IX, Carpetas 1,4,5, Carpeta 3-5-2, Carpeta 3-4-5, Carpeta 29-1-4; ARCHIVO HISTÓRICO DE MENDOZA (AHM), Gobierno, Carpeta 52, Doc. 102; ARCHIVO HISTÓRICO DE CÓRDOBA (AHC), Caja 31, Legajo 17, Doc. 26/10/1804, 27/07/1804; Crónica de Gerónimo de Vivar [1558]; Viaje de don Luis de la Cruz [1806], Descripción de don Luis de la Cruz [1806], Descripción de Thomas Falkner [1772] Representación de Undiano y Gastelú [1836], Itinerario de Cerro y Zamudio [1836] en De Angelis, Pedro: Colección de Obras y Documentos Relativos a la Historia del Río de la Plata, Vol I, Diario de Pedro García [1822], Vol III; Diario de Amigorena [1780], Noticia individual de los Caciques o Capitanes Peguenches y Pampas de Diego de las Casas y Ventura Echeverría [1776-79]; los textos de Alonso de Ovalle (2002 [1646]), Diego de Rosales (1878 [1674]) y Juan Ignacio Molina (1788); Crónica militar de González de Nájera (1889); Rosales, Diego. Historia General del Reyno de Chile, 1878. Los parlamentos hispano-mapuches (1593-1803). Textos fundamentales, Versión para la lectura actual por Gertrudis Payas Puigarnau, 2018.

Por supuesto que también podrían consultar fuentes arqueológicas, tal como lo han señalado los reconocidos investigadores Alejandro García, Víctor Durán o Paola Figueroa.

Es cuando menos llamativo, además de inexacto, lo que ha afirmado la historiadora Beatriz Bragoni (al diario La Nación): “A Mendoza la habitaron los pehuenches y los puelches, pero abandonaron esa nomenclatura o denominación del conquistador y la reemplazaron por mapuches”. La verdad histórica es que el sur mendocino fue habitado por los Puelches, posteriormente los Pehuenches que habían habitado la zona de Neuquén (tierra de pehuenes) fueron avanzando hacia el norte estableciéndose en la zona cordillerana malargüina. La denominación de ambos pueblos es el producto de la invasión e imposición de los Mapuches sobre los pueblos originarios de Mendoza. Ambas denominaciones corresponden al mapudungun, la lengua de los mapuches, invasores del territorio Puelche y Pehuenche. El nombre originario de los puelches era gününa küne también conocidos como gününa-kena o gennakenk. (Orden, Emilia, 2021). Las crónicas del siglo XVI, como la de Gerónimo o Jerónimo de Bibar o Vivar (1558), o incluso la de Thomas Falkner del siglo XVIII, dan cuenta de las diferencias culturales, étnicas y de ubicación de estos pueblos, por mencionar sólo algunas fuentes históricas. También las Leyendas del Zonda y del Ñandú nos hablan de las guerras y persecuciones padecidas por los primitivos habitantes del sur mendocino.

Fue recién a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX que los Mapuche llegaron al sur de Mendoza atacando a los pueblos originarios del este de la cordillera: Puelches y Pehuenches. Razón por la cual los caciques Puelches y Pehuenches organizados por la cacica Roco viajaron a Buenos Aires a pedir al virrey Sobremonte la fundación de un fuerte, que fue el de San Rafael del Diamante. Esto está corroborado por el texto que recoge el contenido del Parlamento celebrado con el Capitán Telles Menezes del 02-04-1805 (Archivo Histórico de Córdoba).

Cabría también preguntarse: ¿cómo pueden demostrar la posesión ancestral de un territorio si estuvieron en continuo movimiento a un lado de la cordillera originariamente y luego también de este lado? ¿O es que acaso pretenden el reconocimiento de todo el territorio por donde fueron armando y desarmando sus tolderías? Y es que no han podido demostrar esa posesión ancestral, continua, ininterrumpida ante la justicia cuando lo reclamaron, lo cual ha sido expuesto con absoluta claridad por el abogado Carlos Aguinaga en su análisis desde el punto de vista jurídico. Los fallos pueden leerse aquí y aquí.

También hay otro dato de importancia, que ha sido muy estudiado en la Argentina por Abelardo Levaggi y en Chile por José Manuel Zavala Cepeda: es que la Corona Española realizaba Parlamentos con las “naciones” indígenas. En el caso de los Parlamentos con Mapuches realizados desde el siglo XVII, todos tienen lugar en Chile (Zavala, 2001, 2018).

Finalmente, Zavala Cepeda demuestra que “para los Mapuche, el mundo de los Puelche… desde su mirada podrían ser considerados salvajes o bárbaros” y por eso mantenían con ellos relaciones de hostilidad y desprecio (Zavala, 2001). Esta belicosidad de los mapuches con respecto a los pueblos originarios de Mendoza es lo que los llevó a pedir la fundación del fuerte. Dar tierras a quienes fueron perseguidores de los pueblos surmendocinos como si hubieran sido originarios es una nueva injusticia para con los pueblos Gününa küne (puelche) y Pewenche.

por Alejandro Olmos Gaona. Extraído de su muro personal en Facebook.

1 comentario en “De mapuches y falacias diversas”

  1. Cosme M. Beccar Varela

    Para complicar más las cosas, esos mapuches que viniendo de Chile invadieron lo que hoy es Argentina eran….. ¡¡católicos tradicionalistas!! ¡¡desplegaban las aspas de Borgoña!!

    Después que los revolucionarios ganaron en Chile las batallas de Chacabuco (1817) y Maipú (1818) los derrotados se convirtieron en una especie de “vandeanos” o “cristeros” que siguieron luchando por Dios y por el Rey durante muchos años. Algunos eran criollos pobres “aindidados”, pero la mayoría eran mapuches, completamente indios.

    Yo ya había leído sobre “El Chiloé Realista” en la revista “Fuego y Raya”. Pero recientemente me los volví a encontrar leyendo el libro de Jorge Luis Rojas Lagarde “Francisco Iturra: Un Chileno en la Pampa Bárbara”

    Los jefes de estos “vandeanos” eran los Hermanos Pincheira. Su historia es muy pintoresca. Wikipedia los describe como “una montonera, de corte realista (partidaria de la Monarquía católica)”!!!! (https://es.wikipedia.org/wiki/Hermanos_Pincheira).

    Cuando los revolucionarios empezaron a acorralarlos, estos “vandeanos” cruzaron la cordillera y se escondieron en las pampas infinitas, adonde terminaron portándose bastante mal…

    La semana pasada estuve cabalgando una semana por las mismas pampas y llevando las mismas aspas de Borgoña que los hermanos Pincheria!!

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