Creo que fue entre 1990 y 1991 que Cosme Beccar Varela compró la cabaña de Los Radales, frente al Lago Mascardi. Pasé vacaciones inolvidables en ese lugar tan lindo de nuestro país. Durante más de 20 años, mi tío la convirtió en un refugio lejos del bullicio de Buenos Aires, un lugar para descansar y jugar al golf en la cancha cercana de Arelauquen. Muchas “botellas” de su Botella al Mar fueron de hecho lanzadas desde esa cabaña. Años antes de su fallecimiento en 2020, la vendió y ese lugar pasó a dar alegrías y descanso a otra familia. Aunque no por mucho tiempo.
Ya en los últimos años de su vida Cosme pudo ver la zona del Lago Mascardi convertirse en el epicentro local de lo que es hoy un movimiento terrorista que causa destrozos en ambos lados de la cordillera. Individuos que se “auto-perciben” como mapuches (por una vez esta frase tan en boga es realmente descriptiva de la mentira que se nos pretende hacer creer), con la complicidad tácita de los gobiernos federal y provincial y con un financiamiento cuyos orígenes valdría la pena estudiar con detalle, se han dedicado durante años a intimidar a la población y destruir propiedades en una campaña de supuesta reivindicación territorial de dudosísimo (y estoy siendo generoso) fundamento histórico o legal.
Me entero hoy que las ruinas chamuscadas de lo que fuera durante décadas la casa de mi tío está ahora ocupada por estos agitadores. Según la nota periodística, los gendarmes que estaban en la propiedad custodiando el trabajo de peritos de la policía que investigaba el incendio de julio anterior, “tuvieron que replegarse” tras ser “hostigados por encapuchados”. Triste muestra de la impunidad de los violentos, y de un estado que, aparentemente, ha abandonado su obligación de defender los derechos de los ciudadanos.
Pingback: Cinismo a prueba de bala - La Botella al Mar
Actualización: Fuerzas federales y provinciales realizaron hoy un operativo para desalojar las propiedades tomadas por los invasores “mapuches”. En el proceso arrestaron a algunas mujeres y niños. Ninguno de los hombres, los agitadores violentos que son la fuerza de choque de las acciones terroristas, fueron ubicados o detenidos. Mientras celebramos el desalojo de las propiedades tomadas, no somos optimistas de que esta acción represente el fin de este triste capítulo.