En 1970, el filósofo católico italiano Augusto Del Noce advirtió sobre un nuevo tipo de tiranía que se desarrollaba en la cultura de posguerra de las naciones occidentales. Este “nuevo totalitarismo”, dijo, es menos vulgar pero más completo que cualquiera del pasado. Y se apoya en tres pilares. El primer pilar es el cientificismo; no la ciencia propiamente dicha, sino la ideología materialista que ve la religión como un hecho delirante y el científico como el único conocimiento verdadero. Los seres humanos y sus asuntos son, por naturaleza, desordenados. El cientificismo, en la práctica, busca reordenar la sociedad, y la humanidad misma, a lo largo de líneas científicas más “racionales”, manejables.
El segundo pilar es el erotismo: sexo sin tabúes ni fronteras. El deseo sexual es un instinto poderoso. Liberado de las restricciones morales tradicionales, se convierte en un solvente para derribar instituciones supuestamente represivas como el matrimonio y la familia. Por lo tanto, es una herramienta útil para perturbar y reestructurar la sociedad desde sus raíces. También es un anestésico útil para aliviar el dolor de cualquier agitación social resultante.
El tercer pilar del nuevo totalitarismo de Del Noce es, irónicamente, el pensamiento religioso progresista. La teología progresista, en la práctica, es una “teología de la secularización”. Sirve como una especie de capellanía del proceso de ruptura social al proporcionar el lenguaje para una rendición gradual de la moralidad tradicional. En nombre de la caridad, cambia el enfoque principal de la fe de un encuentro vertical con Dios a preocupaciones sociales horizontales, de lo trascendente a lo inmanente, lo que resulta, por ejemplo, en la confusión cristiana actual sobre la homosexualidad. En efecto, la religión progresista ayuda a su propia extinción.
A pesar de su pasado puritano, Estados Unidos era (para Del Noce) especialmente propenso a este nuevo totalitarismo. La razón es simple. Los estadounidenses tienen un genio para la ciencia, un apetito voraz por la tecnología y una historia de individualismo radical. Las personas fragmentadas y ensimismadas son mucho más fáciles de rastrear, instruir y controlar que las comunidades de fe organizadas. Lo que significa que las iglesias cristianas “conservadoras”, y especialmente la Iglesia católica, plantean un problema molesto debido a su apego a una antropología y una moralidad sexual basadas en la Biblia.
Y ahí radica la raíz de las batallas legales actuales sobre la naturaleza y los límites de la libertad religiosa.
Este es un trecho de un artículo publicado el 28/11/2022 en First Things, titulado “How to resist the new totalitarianism”, de Francis C. Maier. Traducción de La Botella al Mar. Recomendamos la lectura completa del original.
Muy buena nota. Más que “erotismo” diría “hedonismo”, que es la búsqueda del placer por el placer mismo a cualquier precio, se perjudique quien se perjudique. Abrazo.