La campaña presidencial de Brasil se acerca a su desenlace. Las cosas deben estar yendo mal para Lula, porque sus amigos en el Establishment están recurriendo a medidas cada vez más extrañas:
La campaña de Lula hizo un video de propaganda, acusando a Bolsanaro de apoyar el canibalismo. Pero no cualquier canibalismo. El canibalismo racista. Porque, según Lula, Bolsanaro se comería un indio sin problemas.
En serio.
Como me pareció absolutamente insólito me puse a investigar un poco mas sobre el tema.
La historia se origina hace unos 30 años atrás. En ese entonces Bolsanaro contó en una entrevista que había sido invitado a visitar una tribu que tenia como costumbre cocinar y comer a sus finados. Aclaramos que se limitan a los que mueren naturalmente ya que la costumbre de procurarse la comida de forma mas expeditiva ha caído en desuso por ciertas complicaciones legales. Bolsanaro y sus colaboradores de entonces debatieron si honrar la invitación. Pero el entendimiento era que si asistían a la ceremonia quedaría muy mal negarse a comer los canapés. Hubo un debate interno y al final decidieron no ir. Obviamente Bolsanaro contó esto como una curiosidad de las vicisitudes por las que tiene que pasar un político.
Esta anécdota fue presentada por la campaña de Lula como que Bolsanaro es tan racista, y tan caníbal, que considero seriamente la hipótesis de comerse un indio.
Esto que debiera ser risible, mereció la intervención del Tribunal Superior Electoral (TSE). Este organismo está compuesto por siete miembros, en su mayoría de izquierda o miembros del Establishment y dirigido por el Juez Alexandre de Moraes que es público en su apoyo a Lula y causas de izquierda. Pero, en este caso, decidieron dar muestra de su ecuanimidad y intimaron a la campana de Lula a suspender ese aviso. Por supuesto que Lula y sus compinches obedecieron formalmente (en el sentido de que dejaron de publicar el aviso especifico) pero redoblaron en la propaganda sin que el TSE les hiciera ninguna observación.
Con esto en mente, veamos desarrollos recientes en la saga del TSE.
Como todos sabemos, Lula fue condenado por corrupción en el 2017 en el famoso caso “Lavajato” donde se recogieron pruebas abrumadoras de su culpabilidad, así como de muchos miembros del PT y de empresarios allegados. En el 2021, jueces del establishment, le anularon la condena basados en un tecnicismo, lo sacaron de la cárcel y le permitieron presentarse como candidato.
Por supuesto que a Lula le molesta mucho que le recuerden que es un condenado por corrupción. Los medios de comunicación corporativos y las empresas tecnológicas cumplen con su papel de lacayos y encubridores a la perfección, minimizando todo lo posible las referencias a esa oscura etapa de Lula y sus cómplices.
Pero es inevitable que ciertos medios independientes recuerden al publico de esas tropelías. Entre ellos un sitio llamado Brasil Paralelo que tienen amplia difusión con cientos de miles de suscriptores y seguidores.
El TSE decidió intervenir y dijo que referirse a la condena de Lula cuando esta había sido anulada era “fake news” y que Brasil Paralelo debía cesar en sus publicaciones sobre el tema. Esto además les da cobertura a los demás medios y empresas tecnológicas para incrementar su cerrojo informativo sobre el tema.
El TSE pretende que un hecho histórico, las pruebas recogidas, la investigación que todo el mundo recuerda perfectamente, simplemente no existió. Que decir lo contrario es falso. Además, ordenó a YouTube a que desmonetizara y no permitiera la promoción de los videos que hablaran de la corrupción de Lula, cosa que por supuesto fue acatado con entusiasmo estos fascistas tecnológicos.
Y la Corte Suprema Brasilera (la que saco a Lula de la cárcel) acaba de darle la razón al TSE. Dice que eso no constituye censura. Que es perfectamente permisible al Tribunal Electoral de interferir de esta manera en las elecciones.
Y muchos citan como ejemplo de la imparcialidad del Tribunal Supremo el ridículo episodio del canibalismo. Si me preguntan a mí, la campaña de Bolsanaro cometió un error recurriendo a los fanáticos, sectarios del TSE buscando cualquier tipo de ayuda. Pero pretender que los dos casos son equivalentes, supera los niveles de surrealismo que la Izquierda ya nos tiene acostumbrados.