¿Qué mirás, bobo?

Después de un largo partido, la agónica victoria de Argentina ante Holanda por penales desató las celebraciones y festejos de rigor. Ya veníamos “con envión”, festejando la descalificación de nuestro rival histórico, Brasil, un par de horas antes. Durante la última parte del partido, la selección vio evaporarse en pocos minutos su ventaja de 2-0, y se generaron momentos de nerviosismo, que se manifestaron en la cancha con conductas poco profesionales por parte de algunos jugadores, y el la tribuna y grupos de opinólogos en todo el país, en críticas al árbitro por favorecer al rival y tratar de sacarnos de las manos un partido que, como no podía ser de otra manera, Argentina “merecía” ganar.

Un visiblemente molesto Lionel Messi necesita un micrófono para descargar la adrenalina que aún corre por sus venas, y aprovecha al que tiene más cerca para hacer llegar su voz a todo el país. Después de descargar su bronca con el jugador holandés que nos puso dos goles en siete minutos con su ya viralizado “¿Qué miras, bobo?”, Messi no puede contener su emoción y explica como la selección tuvo que “dejar todo” en la cancha, y remontar el campeonato desde la primera derrota contra Arabia Saudita. “Hicimos muchos sacrificios para estar acá, y la verdad que no puedo hablar del árbitro porque después la FIFA te sanciona”. Desbordado por la emoción, el capitán argentino continuó: “Yo quiero dedicar esta victoria a todos los argentinos. A los que no les alcanza para llegar al fin de semana.” “Te noto enojado Leo”, le dijo el periodista. “Y si… estoy… estoy harto de que los políticos usen nuestro sacrificio para distraer al pueblo… que usen a este gran deporte para fines políticos, para distraer a la gente. Dios sabe que el sufrido pueblo argentino se merece una distracción ahora más que nunca… pero ¡no puede ser que le exijan más a sus jugadores de fútbol de lo que le exigen a sus políticos! ¡Es una vergüenza!” Mirando fijo a la cámara terminó diciendo: “La verdad que esta fue una gran semana para la Argentina. Ganamos este partido, Brasil quedó afuera y la condenaron a Cristina. ¡Sigamos peleando que hay esperanza!”


Naturalmente este no fue el tenor de las declaraciones de Messi al final del partido. Están sólo en mi imaginación, cuando sueño con el impacto positivo que podrían tener para el país, cuando la casi totalidad de la población estaba frente a una pantalla de televisión. ¿Qué hubiese pasado si “el ídolo” hubiese traído a la mesa nuestra triste realidad y se hubiese negado a ser funcional a la gran máquina de distracción que es el fútbol en la Argentina?

En honor a la verdad, rescato que el plantel se negó a la iniciativa del gobierno de usar un brazalete negro por la muerte de Bonafini (más allá de que la FIFA hubiese o no permitido su uso como luto por una mujer que ciertamente no representó a todos los argentinos). Rescato también que el arquero dedicó la victoria a los 45 millones de argentinos que sufren problemas económicos, algo que no cayó bien en los pasillos del poder.

Pero, como sabemos, vivimos días críticos para la supervivencia de la Argentina, y porque no, sueño con actitudes más contundentes por parte de los pocos que tienen hoy el poder de enfocar la atención de nuestro disperso pueblo. Actitudes heroicas.

Tal vez sea mucho pedir. Y a falta de tales declaraciones, soy yo el que tiene ganas de preguntar a nuestro pueblo:

¿Qué miras, bobo? ¿No te das cuenta que si usaras una fracción de la pasión que derrochaste durante dos horas ayer frente a la televisión y la pusieras al servicio de la patria, no estaríamos donde estamos?

¿Qué miras, bobo? ¿No entendés que el actual gobierno te necesita idiotizado con el fútbol y no pensando en el daño que nos están causando a todos? ¿No te das cuenta que cada día y cada minuto que pasa sin que se resuelvan nuestros problemas de fondo, son irrecuperables?

Llámense bobos o idiotas útiles, lamentablemente son muchos, tal vez demasiados, los que habitan nuestro país, y así estamos. ¡Qué Dios nos ilumine!, ya que no creo que pueda protegernos de nuestras propias opciones.

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