El domingo 27 de noviembre de 2022, la portada del diario El Mercurio confirmó algo que muchos sabíamos, pero que no había sido objeto de interés en ningún medio de comunicación de la importancia de este, al menos que recuerde en este momento, una noticia titulada “Casi un millón de personas viven en lugares en que el Estado no tiene el control” – para otros somos muchos más los que nos encontramos en el desamparo, hablando incluso de cuatro millones – y que desarrolla a continuación en el cuerpo D8.
De acuerdo con El Mercurio, en Chile tenemos cuatro territorios “Sin ley ni Dios” identificados claramente según mapas que exhibe, ubicados en las regiones de Arica y Tarapacá – norte del país – sectores de la Región Metropolitana y la provincia de Arauco, donde se encuentra tristemente la localidad de Temucuicui.
Para los que no saben, Temucuicui es una comunidad violenta, ubicada en Ercilla, que ha sido noticia desde hace tiempo por estar vinculada a robos de ganado, de vehículos y de madera; continuos bloqueos y cortes de caminos impidiendo circular; homicidio frustrado contra un equipo de TVN y ataque a una ministra del actual Gobierno y sus asesores; agresiones a voluntarios del Censo 2017; acusaciones de quemar iglesias; plantaciones y venta de drogas, imposibilidad de ingresar la policía cuando se trata de cumplir alguna orden judicial y el crimen de un miembro de la Policía de Investigaciones de Chile durante un operativo antidrogas en enero del año 2021. Y así la lista de delitos podría seguir.
No obstante el grueso currículum de sus habitantes, el lugar donde se encuentran ubicados, si bien nació de un título de merced de 250 hectáreas; hoy tienen alrededor de 3.500, considerando las más de 3.000 que han recibido del Gobierno de turno desde el año 1998, luego de sucesivas tomas y ataques a sus antiguos vecinos (agricultores y forestales, gente honrada y trabajadora que no tuvieron protección del Estado obviamente), posteriormente adquirida por compras que fueron pagadas con dinero de todos los chilenos, sumando millones de pesos entregados para que terroristas – porque eso son sus habitantes – tuvieran un territorio propio y paralelo al Estado de Chile.
Nada de los hechos relatados resumidamente en los párrafos anteriores, preocupaba a la gran mayoría del país considerándolo un problemas de los habitantes de la Araucanía y que no les afectaba en nada su cómoda vida en Santiago y alrededores, o sus vacaciones en algún lago del sur, ojalá lo más lejos posible de Temucuicui permitiendo que, creciera y se fortaleciera hasta lo que es hoy.
Sin embargo, esa indolencia y apatía frente a lo que ocurría en la Araucanía resulto cara y hoy vemos que existen “otros lugares conflictivos” incluida la capital donde las llamadas “Zonas Críticas” se encuentran sin protección del Estado, independiente que en el sur el flagelo obedezca al terrorismo y en los otros delincuencia pura y simple, mezclada en ambos casos con narcotráfico como una forma de financiarse.
Lamentablemente la noticia no tuvo las repercusiones esperables en la opinión pública, al menos para mí, y menos en las autoridades, que acaban de nombrar Directora de la CONAF de La Araucanía a doña María Teresa Huentequeo, quién tiene en común tres hijos con el dirigente mapuche y encargado del área de Asuntos Internacionales del Consejo de Todas las Tierras, Aucán Huilcamán Paillama, el cual busca establecer un autogobierno del pueblo mapuche dentro del territorio nacional, pero manteniendo sospechosamente un perfil bajo, no así sus hijos , uno de los cuales integraba una peligrosa banda de narcos, acusados de tráfico de estupefacientes, armas y municiones. Otro hijo de Huilcamán fue acusado años atrás estuvo involucrado en delitos contra Carabineros de Labranza en Temuco.