Para los que no lo saben, el 15 de diciembre de 1993, se dispuso la creación de una Comisión Nacional del Gaucho, para realizar acciones y eventos conducentes a la celebración del “Día Nacional del Gaucho”. Se eligió el 6 de diciembre en honor a la publicación de El Gaucho Martín Fierro, de José Rafael Hernández Pueyrredon. Con el pasar de los años, la figura del antihéroe descripto por Hernández, un desertor que termina convirtiéndose en un borracho asesino, se convierte en un símbolo de la argentinidad.
Como comenta en una entrevista Ezequiel Adamovsky, autor de El gaucho indómito; a principios del siglo XX el gaucho es reivindicado por movimientos de tendencia anarquista, que se sienten identificados con un desertor que vive al margen de la ley, andaba a cuchillazos y lamentaba la existencia de los alambrados.
Por esos años, Carlos Ibarguren hace un certero análisis del impacto formativo (o deformativo) de la geografía en las características morales del gaucho: “La periodicidad de los fenómenos de la naturaleza, producidos sin cooperación alguna de los hombres, y que proveían al abastecimiento, acostumbró a éstos, en la pampa, a esperarlo todo de la providencia. Los pastos se renovaban en todas las estaciones del año y crecían tupidos, sin que fuese menester el trabajo previo de labranza y de siembra. Los animales se reproducían fecundamente, lo que permitía se conservara, sin la acción humana, el conjunto de ganados. Las lluvias mantenían feraz el suelo. Las majadas daban con regularidad espontánea el fruto valioso de la lana, sin demandar más esfuerzo que el de cortarla. En tal ambiente, el pastor de la pampa no tenía interés en acumular productos. El ahorro carecía de objeto y de utilidad; por el contrario, era incómodo. La acumulación de productos requería un lugar fijo donde guardarlos y dificultaba al gaucho sus correrías y peregrinaciones, para las que debía proveerse, únicamente, de pocos objetos portátiles y manuales. La influencia de estos factores determinó la imprevisión, como cualidad dominante en la población pampeana, y la indolencia criolla, manifestada en el abandono y en la falta de ambición.” (Nuestra Tierra, 1917).
Algunos años más tarde, Leopoldo Lugones populariza al gaucho “patriota”, guerrero de la independencia y baluarte contra la extranjerización que venía de la mano de la ola inmigratoria, comenzando así un movimiento que lo idealiza y lo convierte en verdadero representante nacional.
Sea como fuere, más allá de la figura de Martín Fierro, el gaucho en general, evoca hoy sentimientos por una patria rural, trabajadora, honrada y tradicional, que se contrapone al bullicio de la ciudad sofisticada, extranjerizante y de poca moral.
Vivimos tiempos críticos en nuestra patria, empantanada hace décadas en corrupción y decadencia. Haríamos bien en recordar que como argentinos tenemos una tendencia casi genética a la imprevisión y la indolencia, al fatalismo y la superstición, que es hábilmente explotada por los que nos gobiernan para asegurarse su permanencia en el poder. Ya es hora de buscar en nuestro acervo nacional, las virtudes que nos sacarán de este aprieto: la tenacidad, el coraje, el sacrificio, la generosidad y la solidaridad, para que podamos rescatar a nuestra Argentina del pozo en el que se encuentra. Porque el abandono y la falta de ambición ciertamente no nos llevarán a un país mejor.
Buen día Alfonso ¡que bueno lo de la Comisión del gaucho! no sabía que existía. Respecto del Martin Fierro, creo que no se le hace mucha justicia en las críticas en general. Es un poema épico planteado al estilo clásico, donde el “héroe” tiene 3 momentos: su vida normal “el gaucho martin fierro” costumbres locales, familia, etc; un problema con “la ley”/injusticia que lo empuja a hacerse matrero “el destierro” y por último “la vuelta” donde se reencuentra con sus hijos y les da los consejos de vida. Salvando las distancias, es el mismo itinerario que hace el Cid Campeador o el Quijote. Hernández era un tipo muy interesante. Y además en la forma poética también va usando distintos estilos de acuerdo a lo que quiere narrar. Es un gran libro!