El padre Paco Olveira, líder del grupo “Curas en Opción por los pobres” empezó una huelga de hambre para exigir que se abra un camino que llegue al Lago Escondido, uno de los lugares más lindos del mundo, atravesando propiedades privadas.
La reacción de los gauchos locales consistió en subirse a sus caballos y echar a rebencazos a los agitadores. Esos gauchos tienen más derecho al título evangélico de “pobres” debido a que trabajan pequeñas parcelas de tierra bastante magras para la producción. “Queridos vecinos de la comarca, soy propietario de un campito en El Foyel, dónde somos agredidos por gente que viene de Buenos Aires, hoy llegaron un montón de micros a querernos atropellar, a tirarnos el portón abajo, y necesitamos su apoyo. Vienen patotas, vienen barras bravas, viene sindicalismo, les agradecemos si alguno puede ayudar”, indicó un conocido productor, Pablo Puchi en uno de los audios que circuló.
Moseñor Ojea, Arzobispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal se interesó por la salud del padre Olveira, pero no le afeó su conducta.
No se advierte qué relación puede existir entre la reducción de la pobreza y la apertura de ese camino, excepto que se trata de un reclamo de agitadores violentos provenientes de Buenos Aires que se autoproclaman “pobres” y sin embargo cobran todo tipo de subsidios del Estado.
¿Volvemos a los años ’70?