Hay que eliminar las elecciones

William F. Buckley, un pensador y periodista conservador americano famosamente dijo que “prefería ser gobernado por los primeros 2000 nombres de la guía telefónica que por el cuerpo de profesores de Harvard”.   Y… convengamos que la calidad humana e intelectual de los profesores de Cambridge es bastante superior al de la cámara de diputados promedio en nuestras “democracias”.

Me llamaran “negador” de la democracia. Ciertamente lo soy en su estado actual.

Imaginemos que tuviéramos que comprar un auto y elegir entre una marca que llamaremos Renaudi y otra que llamaremos Forbenz.  Ahora bien, Renaudi da especificaciones falsas.  El contenido de los manuales es una fantasía. La mayor parte de los críticos de revistas especializadas están conectados con Renaudi y odian a Forbenz por lo que habitualmente manipulan la información para favorecer a su empleador.  Renaudi paga a los docentes para que en el colegio y en la Universidad enseñen que un Clía puede desarrollar 300Kmh y es la máxima expresión del lujo cuando en realidad apenas llega a 120 y los asientos son de plástico.  Renaudi te hacer firmar un papel para debitar las cuotas automáticamente. Pero cuando haces el cálculo las cuotas reflejan un precio mucho más caro que el publicitado.  Te ofrecen una garantía que no respetan. Cuando, harto ya, concurrís a la oficina de protección al consumidor descubrís que opera directamente en la fábrica de Renaudi y te dicen que no tenés derecho a protestar porque firmaste un contrato.  Eso sí. El contrato, mas allá de las falsas declaraciones, de tener errores de ortografía, gramatíca y de que su lenguaje es muy confuso, es suficientemente correcto desde el punto de vista formal como para poder ser aceptado por un juez un poco distraido.

Ninguna metáfora es perfecta. Y este caso no es distinto.  El Renaudi del ejemplo sería un modelo de ética y probidad en comparación con el sistema político actual.

El problema principal es moral y filosófico. Pero también hay un aspecto práctico.  En el mejor de los mundos es imposible tener un debate adecuado sobre problemas sobre los que la mayor parte del público no tiene información o formación suficiente para decidir.   Como dijo alguien: todo problema complejo tiene una solución simple y atractiva que es errónea.  Lo que hace que las elecciones inevitablemente sean sobre generalidades y personalidades que son aspectos subjetivos de fácil manipulación.  Y esto significa que el que controla recursos para comunicarse con el público, es el que gana.  Normalmente esos recursos (no solamente económicos) son más fácilmente controlados por los que ya están en el poder, lo que les permite perpetuarse.  No digo esto como un juicio de valor. Esta es la realidad.

Me dirán que todo lo que digo es verdad, pero que, como dijo Churchill, la democracia es el peor sistema de gobierno si excluimos todos los demás. Y en cierto sentido es verdad:  La monarquía equivale a tirar un dado de 20 caras, donde solo una de ellas es ganadora y la “aristocracia” es básicamente el sistema actual con menos derecho al pataleo.  Pero hay una tendencia que empieza a perfilarse que pretende limar algunas de las artistas del sistema actual y es la “Lotocracia”.  Es decir que los representantes del pueblo sean elegidos por una loteria.

Un filósofo de Rutgers, Alex Guerrero, una profesora de Yale, Hélène Landemore, y una intelectual belga David Van Reybrouck son citados en un artículo de Vox (cave emptor, publicación de izquierda) como los que están desarrollando la propuesta a nivel teórico.

Este sistema no es nuevo. Ya en Grecia antigua había cargos que eran sorteados entre los ciudadanos.  Y hoy en día el sistema es usado ampliamente con mucha experiencia de como implementarlo ya que los juicios por jurados, utilizados en muchos países incluyendo el nuestro, es una “lotocracia”.

También lo son las encuestas utilizadas por los medios de comunicación, con la desventaja que hoy en día esas encuestas son fácilmente manipulables y en muchos casos son una herramienta de formación mas que de reflejo de la opinión pública.

Probablmente lo mas facil sería imitar en lo aplicable el sistema de jurados, en el que un cuerpo suficientemente grande para ser estadísticamente representativo de la población (1.000? 2.000?) actúe como jurado mientras que representantes de partidos políticos actuarían como “fiscalía” y “defensa” a cargo de las propuestas que debieran ser aprobadas o rechazadas por la asamblea.  El servicio sería suficientemente largo para permitir al “lotócrata” adaptarse, pero no demasiado para evitar “institucionalizarlo”.  Renovación por fracciones de la asamblea también aseguraría una representación dinámica. Bien compensado por participar, y alguna penalidad por rechazar el cargo debiera ser implementado para que no hubiera una selección automática de desocupados y perdedores.  Esta asamblea no tendría funciones ejecutivas ni pudiera originar legislación (ya que esto tiene demasiadas complejidades) aunque si pudiera tener alguna función de seguimiento, auditoria y disciplinaria sobre el ejecutivo. Reglas similares a las que tiene un jurado sobre como debe presentarse la información, sobre “lobbying” y por supuesto, corrupción, así como otras prácticas que pudiera distorsionar la opinión de la asamblea debieran ser implementadas so pena de que esta se transformara en un “sello de goma” para políticas predeterminadas (como fueron algunos ejemplos utilizados por la izquierda en relación al medio ambiente, educación, aborto, etc.). Pero este ultimo problema ya está presente en el sistema actual.

El sistema tampoco sería perfecto, como no lo es el juicio por jurados. Pero tendría la ventaja de eliminar el ridículo sistema de incentivos que crea una elección en la que gana el que mejor mient… perdón, “sabe de marketing político”, mas acceso a recursos tiene, o consigue acorralar mayor cantidad de gente con bajo interés en los temas como para que su voto sea fácil de “cosechar” o “comprar”.

Tal vez esto pudiera probarse a nivel municipal primero y luego ir subiendo en la estructura a medida que se vayan corrigiendo los problemas que inevitablemente surgirían.

Me encantaría saber si alguno de los lectores tiene algún pensamiento sobre el tema de la democracia representativa en su estado actual y posibles correcciones.  

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