Este año el evento COP27 (el Sínodo anual de la iglesia de Gaia) fue realizado en Sharm al Sheikh, Egipto. Este resort es una especie de Cancún fundado por los Israelíes durante su ocupación del Sinaí y posteriormente desarrollado por los Egipcios como destino de vacaciones (mas bien económico) para Europeos, especialmente Italianos, Rusos, Ingleses, Alemanes y otros turistas del Este de Europa.
Es un muy lindo lugar. Sobre la costa del mar Rojo, una cantidad impresionantes de hoteles de todas las categorías, restaurantes, casinos, lugares de entretenimiento se alzan, literalmente desafiando el entorno. Considerando el desierto que lo rodea, llama la atención los jardines perfectamente mantenidos, las canchas de golf, las piletas suntuosas, los parques de agua. Dado el calor sustancial de esas latitudes estos establecimientos solo sobreviven a base de aire acondicionados que proporcionan una climatización tolerable.
En la Península de Sinaí persiste una insurgencia beduina y la mayor parte de la península es “no go zone” hasta para el ejército Egipcio. Por lo tanto el tema de seguridad tampoco es simple. Sharm consigue un cierto grado de seguridad gracias a la presencia de una fuerza de paz de las Naciones Unidas (MFO) que se supone monitorea los terminos de paz entre Israel y Egipto pero que termina actuando como una garantía de seguridad para la industria hotelera del lugar, cortesía de los contribuyentes globales.
Como se pueden imaginar, un lugar con una naturaleza y una población hostil, es uno de los lugres menos “sustentables” del planeta. Por ejemplo, el agua para regar todos esos jardines y canchas de golf es obtenida gracias a plantas de desalinización, usando enormes cantidades de combustibles fósiles que son provistas por el gobierno Egipcio a precios pesadamente subsidiados. Lo mismo se puede decir de la agradable temperatura que reina en el interior de los restaurantes, casinos y hoteles gracias a los sistemas de climatización.
Es decir que un país pobre como Egipto (80 millones de sus 90 millones viven en la pobreza extrema) está subsidiando las vacaciones de una gran cantidad de europeos que tienen un estandar de vida bastante superior que su propia población.
Me imagino que el lugar fue elegido para la conferencia por que la industria turística en ese destino viene sufriendo bastante desde la primavera árabe, el gobierno de la Hermandad Musulmana, la restauración del gobierno militar y COVID. Presumiblemente los empresarios hoteleros habrán hecho “lobby” a su gobierno para que les consiguiera un evento de alto perfil que les pudiera servir para re lanzar el destino. Los del COP27 habrán conseguido tarifas preferenciales dado el bajo costo de la mano de obra en Egipto y el negcio se cerró a satisfaccion de todos.
Para llegar a este lugar no hay trenes eléctricos. Ni Teslas. Ni globos aerostáticos. Ni bicicletas. Ni barcos a vela. En resumen, no hay maneras “sustentables” de llegar ahí. Solo el viejo conocido motor a reacción que funciona a base de incalculables toneladas de mas combustibles fósiles.
Naturalmente muchos de los delegados se vieron forzados a utilizar aviones privados ya que no pueden tolerar las emisiones de sus congéneres en el espacion cerrado de una aerolina comercial.
Hemos aprendido a dar por sentado la hipocresía de los clérigos de la iglesia de Gaia. Pero agregando leña al fuego, este año el evento le dio la bienvenida con honores a un campeón de la destrucción ambiental como es Nicolas Maduro. Como nota Maria Anastasia O’Grady en su artículo del 14 de Noviembre, el gobierno Socialista de Venezuela es unos de los peores criminales ambientales. Bueno. Es uno de los peores criminales sin otros calificativos. Pero hubiera podido ser relevante para los congresales de Sharm algunos datos mencionados en el artículo que seguramente son de su conocimiento. La Laguna de Maracaibo ha sido enteramente destruida por PDVSA. La minería de las empresas de Maduro, arrojan mercurio y otros poluyentes directamente al agua de los ríos que rodean sus minas lo que ha afectado una parte importante del ecosistema Venezolano. En muchas localidades grandes no hay más recolección de residuos, lo que fuerza a las poblaciones a quemar basura de forma descontrolada. No se reparan más los oleoductos que tienen abundantes perdidas que van a parar directamente a la tierra o el agua que atraviesan.
Uno diría que alguien con estos precedentes, debiera haber sido objeto de oprobio unánime en este cónclave y el dedo acusador de Greta lo tendria como blanco. Pero los ambientalistas no tienen enemigos a su izquierda. Greta no le afeó su conducta. Todo fueron sonrisas, apretones de manos, palmadas en la espalda.
El oprobio se reserva para la gente que realmente se preocupa por el medio ambiente y que además sustentan con su trabajo a los zánganos de Sharm.