Mirando para atrás y para adelante

Despedimos el año comentando algunos eventos que nos parecieron de particular interés y que levantan algunas preguntas.

En febrero, Rusia invade Ucrania. Contra toda expectativa, Kiev resiste el embate inicial y, con un apoyo militar y económico sin precedentes de Europa y Estados Unidos, resiste y contraataca. Quedan en evidencia el mito del poderío militar ruso (al menos en el campo convencional) y lo peligroso de la dependencia energética europea de Moscú, fruto de poltíticas “verdes” que durante años castigaron la producción de gas y petróleo en haras de energías “renovables”. Menos evidente es que esperan ganar los nuevos amigos de Ucrania, otrora mucho menos proclives a antagonizar a Moscú. Llama poderosamente la atención también el papel de la prensa que es casi unánime en cantar las loas de esta guerra, algo que no de dio en otras oportunidades que Rusia agredió a otras naciones. ¿Sabrán algo que no sabemos?

En marzo, Gabriel Boric jura como presidente de Chile, liderando una coalición de izquierda con esperanzas de cambiar la Constitución de nuestro vecino país e imponer una agenda de marcada tendencia comunista e indigenista. Pese a la eventual derrota meses más tarde de la propuesta constitución, el gobierno de Boric no se da por vencido y continúa sus esfuerzos para lograr una reforma de su gusto. Junto al triunfo de Petro en Colombia (junio) y Lula en Brasil (octubre), Boric inicia un nuevo giro de América Latina a la izquierda, con el agravante de que Chile parecía haberse librado de esa maldición hacía algún tiempo. ¿Será que el año que viene Argentina puede romper esta tendencia y alejarse del populismo de izquierda?

En mayo surge la “viruela del mono”. Cuando el COVID parecía estar desapareciendo (salvo en China de la que no se tienen noticias verídicas), pareciera que los burócratas de la Organización Mundial de la Salud que tan mal trabajo hicieron durante la pandemia, no quieren aceptar que el mundo no necesita más tiranos de guardapolvo blanco. Como no podía ser de otra forma en estos días de insana correción política, no pasó mucho tiempo antes de que varios sugiriesen que se cambie el nombre a la “viruela del mono” por tener este connotaciones racistas. Y no pudimos dejar de sonreír cuando en los últimos días de la Copa del Mundo en Qatar, surgió también la “fiebre del camello”… en fin… La vida continúa. ¿Será que el mundo pensante aprendió la lección y no se dejará esclavizar nuevamente por burócratas que usan la excusa de la “salud pública” para restringir nuestras libertades?

En junio la Corte Suprema de los Estados Unidos derogó Roe v. Wade, que durante 50 años avaló la muerte de millones de bebés sin nacer en ese país. Lo hizo en el marco del caso Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, votando 6 a 3. Absolutamente claves en esta votación fueron los tres Jueces nombrados por Donald Trump durante su presidencia. ¡Que Dios lo premie! La izquierda usó la derogación como herramienta para movilizar a una base cada vez más desconectada y a la deriva bajo la presidencia de un senil y francamente inútil Joe Biden. Con esta sentencia, la lucha a favor de la vida se mueve ahora en Estados Unidos a nivel estatal, donde estados demócratas ya pasan leyes protegiendo el “derecho” al aborto hasta el último minuto de gestación, mientras que otros restringen o simplemente prohiben este “derecho”. Es evidente también una división dentro del episcopado norteamericano, donde obispos “conservadores” como Salvatore Cordileone en San Francisco públicamente denuncian a políticos que se dicen católicos pero activamente promueven el aborto; mientras que otros obispos, que gozan de la simpatía del Papa Francisco, argumentan que la Iglesia no debe hacer del aborto una bandera de guerra y eligen una táctica más “pastoral”, que en efecto significa guardar silencio ante la escandalosa postura de estos políticos. ¿Será que veremos más victorias en la lucha por la vida, y que en nuestro país podemos revertir la despenalización del aborto?

En agosto, China conduce ejercicios militares (los más grandes a la fecha) frente a Taiwan. China manifestó su apoyo incondicional a Rusia en ocasión de la guerra de Ucrania, y no es de descartar que decida tomar por la fuerza la isla. Es de notar que con Biden en la Casa Blanca, los mensajes norteamericanos de apoyo a Taiwan son menos claros de lo que deberían ser. Y con noticias de protestas en algunas ciudades chinas provocadas por políticas draconianas “anti-COVID”, uno se pregunta si una guerra (como tantas veces) no sería una solución para distraer de problemas internos. ¿Será que algún día el Partido Cominista chino pierde el control y China goza de la libertad?

En septiembre, se generalizan protestas en Irán a raíz de la muerte en la cárcel de una mujer detenida por no cubrir suficientemente su pelo. Los ayatolas arrestaron a centenas de ciudadanos que se manifestaban en repudio de esta muerte y las políticas que generaron la misma, pero el régimen no parece flaquear y ya ha empezado a condenar a muerte a docenas de individuos (entre ellos un jugador de fútbol de la selección nacional irnaí) por el delito de “crímentes contra Dios”. Varias ejecuciones ya han tenido lugar. Es de notar que esto se da también en el contexto de una mayor cooperación entre Irán y Rusia, donde el estado islámico está suministrando a Putín centenares de drones y otro equipo bélico para usar en la guerra en Ucrania. No menor tampoco es el hecho de que Irán sigue aumentando sus capacidades nucleares. ¿Será que derrocando el poder de los ayatolas, el pueblo iraní consigue vivir en paz y alejar en espectro de una guerra que parece inminente (¡para variar!) en Oriente Medio?

En noviembre, las elecciones “de medio término” en Estados Unidos no produjeron la gran reacción republicana que muchos esperábamos. Pese a que los demócratas perdieron el control de la Cámara de Diputados, ganaron el control por el más pequeño de los márgenes de la Cámara de Senadores. Muchos analistas consideran que el Partido Demócrata ha desarrollado una técnica exitosa para ganar elecciones con votos por correspondencia, cuando los republicanos son reacios a mandar votos por correo y prefieren votar el día mismo de las elecciones. No es de descartar que existan prácticas fraudulentas en ciertos distritos dominados por los demócratas, aunque hasta ahora nada se ha probado en la justicia. Durante los próximos meses ambos partidos tendrán que definir sus candidatos para las elecciones presidenciales de 2024, elecciones que serán de gravísima trascendencia para el futuro de ese gran país. ¿Quiénes competiran por el liderazgo? ¿De Santis? ¿Trump? ¿Se animarán con Biden? ¿Y sino quién?

En diciembre, la Selección Argentina de Fútbol ganó la Copa del Mundo por tercera vez. El capitán, Leonel Messi, lideró con el ejemplo y muestra un claro contraste con el otro héroe futbolístico argentino, Armando Maradona. Donde el primero es de pocas palabras, modesto, trabaja en equipo y disfruta de una vida familiar aparentemente sana, el segundo vivió los últimos años de su vida una decadencia inducida probablemente por las drogas primero y se dedicó a apoyar de forma estridente a dictaduras de izquierda en nuestro continente. La victoria de la selección generó una euforia nacional, y millones de personas de celeste y blanco se volcaron a las calles a festejar. Pese a los desmanes de unos pocos marginales, la celebración fue pacífica, comportándose los participantes con sorprendente cordura. Lo que fue decepcionante aunque no inesperada, fue la actitud mezquina, imprudente y cínica del Gobierno Nacional, que parecía preocupado solamente con conseguir “una foto” del Presidente con el equipo de fútbol, para fines propagandísticos. Gracias a Dios estos planes se vieron frustrados, quedando claro que en esos días de alegría, nada le debemos los argentinos a la gestión política de varias versiones del mismo peronismo que solo ha traido destrucción a la Argentina. ¿Será que el año que viene los argentinos elegimos alejarnos de forma definitiva y duradera de los vendedores de humo, de los que prometen planes y plata fácil? ¿Será que lo hacemos suficientes como para darle a un nuevo gobierno la fuerza que un cambio serio necesitará?

2 comentarios en “Mirando para atrás y para adelante”

  1. Cosme M. Beccar Varela

    Muy buen resumen del año!
    Es muy sospechoso que los demócratas ganen sus elecciones por correo!!

  2. Josefina Beccar Varela

    Excelente artículo sobre los acontecimientos más importantes del mundo. Muy buenas las preguntas nos hacen reflexionar con bastante esperanza…que Dios nos ayude! Ojalá que en el 2023 pierda el peronismo en nuestra Patria!

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