En China, según las estadísticas oficiales (si… ya se…) hay hoy en día, 33.967 casos de Covid, de los cuales el 99.7% son (según ellos) suaves y solo 106 están grave. No hay muertes reportadas.
Ya se. Risible.
Lo que no es risible es que cientos de millones de personas están en estricta cuarentena en China destruyendo vidas, familias, ciudades. Como mero botón de muestra, a esta altura, seguramente los lectores hayan oído de las diez personas (incluyendo un chiquito) que murieron en un incendio en la provincia de Xinjiang debido a que habían soldado las puertas de un edificio y no pudieron escaparse. Adicionalmente los bomberos no pudieron llegar por las barricadas erigidas por las autoridades para implementar la cuarentena. Esto fue la gota que rebalso el vaso y dio origen a las protestas que están sucediendo en China a pesar de la violenta represión policial.
Es un buen momento para acordarse de la cuarentena en nuestro país. Esta desastrosa política que no sirvió para contener el Covid: Argentina se ubica en el 14o lugar en número absoluto de muertes y 29 en la proporción cada 1M de habitantes a pesar de haber tenido una de las cuarentenas más feroces y extendidas. Suecia que no tuvo cuarentena generalizada esta en el puesto 57… Brasil, que fue objeto de criticas feroces por parte de todos los “bien pensantes” como una especie de campo de exterminio, tuvo 3.202 muertes cada Millón de habitantes. Argentina 2.826. Es decir, una diferencia del 14%. Esto no toma en cuenta el daño inmenso a las vidas, a las familias, a la economía, y que, junto con otras políticas gubernamentales, se aumentó dramáticamente el nivel de pobreza, se retrocedió en materia educativa, aumentaron las depresiones y suicidios. Una vez que se contabilice todos los danos causados de forma honesta, probablemente la “factura del carnicero” sea aun peor.
Todo esto fue hecho siguiendo el modelo chino, propugnado por el comunista (no lo digo yo, lo dice él) Tedros de la OMS y otras luminarias “científicas” alrededor del mundo, incluyendo las locales. Ni hablemos de China en sí, que fue la autora material del delito a través de su (por lo menos) desidia e incompetencia en el ya famoso laboratorio de Wuhan.
En algún momento la gente que produjo tanto desastre necesita pagar. Caro. Todos: El gobierno Chino, sus cómplices en la UN, en la comunidad “científica”, en los medios, en los gobiernos alrededor del mundo. Pero no solo ellos. Además recordemos a la gente de pie que dio apoyo a estas políticas y las hizo posibles. Se negaron redondamente a oír ninguna otra opinión que no fuera la que satisfacía sus miedos o sus deseos de mostrar cuan virtuosos y obedientes eran. Y así nos costaron.
Que las protestas en China sirvan de recordatorio.