Termina el año con un sabor amargo para Chile por varios motivos, siendo el más relevante, el inicio de un nuevo proceso constituyente con las incertidumbres que trae y sus consecuencias para el progreso.
Efectivamente, antes de poder terminar de saborear la victoria del 4 de septiembre, ocho supuestos representantes del sentir mayoritario de la ciudadanía (nadie sabe quién ni cuando les dieron ese mandato) firmaron entre cuatro paredes después de noventa y nueve días de negociación (sic) un acuerdo para iniciar un nuevo proceso constituyente, que curiosamente no tiene plebiscito de entrada – a diferencia del anterior – obligándonos por ende a él.
Amargo también termina el año para la gran mayoría de los chilenos gracias a una inflación desatada, aumento de la cesantía, a la delincuencia y violencia sin control, a las pensiones de gracia otorgadas por el Gobierno para los octubristas que incendiaron, saquearon y destruyeron Chile – $516.672 pesos mensuales de por vida – premiando la destrucción de los espacios públicos y así podría seguir enumerando diversos motivos para estar amargados y tristes.
Sin embargo, la noticia más impactante a mi juicio y que hiere el alma de cualquier ciudadano bien nacido, la constituye aquella relacionada con la Escuela de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, a raíz que se viralizaron en redes sociales dos tesis publicadas en el repositorio de la Casa de Bello.
El primero de los trabajos fue realizado en el año 2016 por un estudiante que optaba entonces al grado de Magíster en Estudios de Género y Cultura en América Latina, titulada “Pedófilos e infantes: pliegues y repliegues del deseo”. La segunda tesis titulada “El deseo negado del pedagogo: Ser pedófilo”, en tanto, fue presentada en el año 2020 por otro alumno para optar al grado de Licenciado en Educación Media con mención en Filosofía y Profesor en Educación Media con Mención en Filosofía. Hoy ambos trabajando, uno como profesor de piano de niños y el otro haciendo clases a niños vulnerables en una comuna de Santiago.
Contrario a lo que esperábamos – un escándalo acorde a lo denunciado con sanciones ejemplarizadoras para sus autores y cómplices, entre los que se encuentra la profesora guía de ambos trabajos – el Decanato de la Facultad de Filosofía y Humanidades de dicha casa de estudios, salió al paso de las críticas tras la masiva difusión de dos tesis en Twiter– si no seguiría guardando un silencio cómplice como venía manteniendo al menos desde el año 2016 – con un escueto comunicado lamentando los “efectos negativos” de los polémicos trabajos, pero afirmando que son de “corte puramente teórico”, restándole gravedad a sus contenidos y lo que es peor aún, que sus autores trabajen con niños.
Por su parte, la Defensoría de la Niñez manifestó que “rechazamos cualquier hecho, situación y/o publicación que inste a normalizar vulneración de derechos de niños niñas y adolescentes, cómo la pedofilia”, añadiendo en Twitter “Nos encontramos analizando aquella publicación”.
Como bien dijo el querido fundador de esta página en su columna del 17 de julio del año 2002 – LBM #197 – denominada “Preguntas sin respuesta” y que empieza: “¿Cómo defender a quienes no se quieren defender?; ¿Cómo enfrentar a una jauría de lobos con un cortaplumas?, ¿Cómo despertar a quienes duermen al borde del abismo? ¿Y qué le parece una sociedad que está siendo destruida y no se defiende?” … concluyendo también como él, “¿Ud. sabe cuál es la respuesta a estas preguntas?” Yo no.
Lo mismo ocurre con mi querida patria, cuyos habitantes parecieran dormir al borde del abismo frente a la destrucción diaria de nuestros cimientos y valores más profundos, quedando para los que sufrimos ante este escenario , seguir gritando para ver si alguien reacciona mientras confiamos en que la Virgen del Carmen, nuestra Reina y Patrona, nunca nos abandonará.
Hoy leo una noticia que en Escocia, la policía, siguiendo sugerencias emitidas por algunos burócratas de la Unión Europea, se refieren a los pedófilos como “gente con atracción a menores”, para que estos no sean estigmatizados y “puedan recibir el apoyo, tratamiento y ayuda que necesitan para prevenir actividades criminales”. No vaya a ser que estos criminales que molestan a los menores por los que sienten “atracción” sean marginalizados por la sociedad. ¿Y quién defiende a las verdaderas víctimas, los niños?
Son un asco ! pobres niños a merced de degenerados.